En la memoria de todos algún maestro ocupa un lugar, ya sea porque fue bueno y divertido o porque tuvimos que rendir en diciembre con él/ella. Sin embargo, se pueden mencionar aquellos que la mayoría debe recordar:
- La seño de jardín: era quien nos hacía jugar, nos consolaba cuando llorábamos el 1º día de clases y, aunque nos portábamos mal (en algunos casos) siempre estuvo a nuestro lado. Fue como la 2º mamá.
- La seño de 1º grado: tan amoroza y que siempre levantaba la voz porque era imposible que la escuchemos con todos nuestros gritos. Le costó pero pudo lograr que aprendamos el abecedario y el ma - me - mi - mo - mu. Tantos recuerdos hermosos de esa época.
- Los maestros de la primaria: vieron crecer a sus alumnos y hoy en día, algunos no recuerdan cuando los saludamos por la calle y después de unos minutos siempre dicen: qué grande que estas! Nunca olvidan las travesuras, las risas, las fiestas de disfracez, los actos, las poesias y todos los momentos que pasaron adentro del aula.
Ellos son algunos, pero existen otros mas. Ellos que con su VERDADERA vocación demostraron que la docencia es la mejor profesión. Ellos se animaron a dejar huellas en cada uno de sus alumnos, más allá de sus calificaciones, cada uno significó algo especial.
Cómo no olvidar los actos, los festejos del día del Maestro, las fiestas de la primavera y tantos otros acontecimientos en los que ellos nos impulsaban a perder la vergüenza y animarnos a más.
Hoy en su día revaloremos ese sentimiento hacía ellos. Que el respeto sea la fuente de trato porque son personas que entregan horas de su vida para educar y no se merecen el desprestigio de los alumnos y del Estado.
La EDUCACIÓN será digna cuando se DIGNIFIQUE la TAREA del docente.