Quién no habrá mencionado alguna vez la historia conocida como el Milagro de Los Andes o, mejor dicho, Viven. Nadie dejó de ver la película, siempre despierta en el espectador una suerte de impresión y emoción. Pasaron 37 años de aquel hecho que mantuvo en vilo al mundo. La búsqueda continuaba pero la esperanza de encontrar con vida a los 45 pasajeros del vuelo uruguayo con destino a Chile disminuía con el paso del tiempo. Sin embargo, el 22 de Diciembre de 1972 la alegría iluminó el rostro de los diesiseís sobrevivientes. Fueron 72 días de intensa búsqueda; a pesar de la escaza reserva de alimentos y las bajas temperaturas, dos personas deciden emprender camino y así llegar a Chile. A esta historia todo el mundo la conoce.
Pasaron los años y en la madrugada del 27 de Febrero de 2010 un fuerte terremoto (8.8 en la escala de Richter) sacudió el suelo chileno y el de varios países limítrofes. Centenares de personas perdieron la vida, otras miles quedaron sin casas. Se regristraron varias réplicas y fue un golpe muy duro para el país trasandino. Decenas de casas quedaron destruídas y aún continúan las tareas de reconstrucción en las diferentes localidades afectadas.
Pero esto no es todo, la noticia del derrumbe de una mina en la localidad de Copiapó, una vez más, captó la atención de todos. Decenas de operarios quedaron atrapados y la desesperación fue inminente. Después de 17 días, los 33 mineros atrapados dieron señales de vida. A través de una sonda se pudo localizar el refugio, una cámara tomó imágenes de ellos y enviaron un papel que decia : "Estamos bien en el refugio los 33". Después de esta noticia todo un país se alegró. En las calles los automóviles tocaban vocina, las banderas chilenas flameaban para demostrar que los milagros existen y que gracias a la fe estas personas se mantuvieron serenas y esperan que llegue el momento de volver a ver la luz del sol. Las tareas de rescate se prolongarán por varios meses pero la esperanza continúa.
A 700 metros de profundidad, 33 historias de vida mantienen en vilo a todo el mundo. Sin embargo demostraron que se puede y el color esperanza está vivo más que nunca. Como los relatos de los muchachos que sobrevivieron a la tragedio de Los Andes y tantas historias que se registraron después del terremoto, el país trasandino dejó en claro que los milagros y la hermandad existen, más allá de los distintos pensamientos. Chile se unió para darles fuerzas, no importan las condiciones climáticas pero los familiares de los mineros acampan en el lugar de rescate para estar cerca. Un modelo a imitar de solidaridad, amor, esperanza y, sobre todo, fe.
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