Un día como el de hoy recuerdo muchas cosas, entre ellas los actos de la escuela y del colegio en donde cantábamos la Marcha de Malvinas, donde siempre recordábamos historias de los caidos en combate o de algún sobreviviente. Recuerdo aquella tarea para la asignatura de Historia que consistía en confeccionar un diario con las noticias de un periodo específico y justamente se trató del año 1982. No fue una tarea fácil porque requeria de un arduo trabajo de archivo. Solo agradezco a aquella persona que sobrevivió y que tuvo la amabilidad de facilitarme todo lo que guardaba sobre aquel momentos, como recortes de diarios y hasta su propio testimonio.
Sin dejar atrás los recuerdos de este día, hace casi 2 años me encontré con un ex combatiente, quien hoy tiene su verduleria en una conocida avenida de San Miguel de Tucumán. Pasó el tiempo pero aún tengo grabada en mi mente lo que atrapó mi atención, fue ver a este señor con la vestimenta característica de la guerra. Una de las preguntas que le hice con mi grupo de compañeras apuntaba al Bicentenario de la Batalla de Tucumán. Aunque él no participó de aquella Batalla, fue protagonista de una en la que también se jugó el honor y el amor por la Patria. Su rostro se iluminaba cada vez que hablaba de la Guerra de las Malvinas porque transmitia orgullo y pasión por aquello desconocido a lo que se enfrentaba en su juventud.
Él, un ex combatiente, como los centenares de héroes que no sabían a qué iban pero que si soñaban. Soñaban con una Patria grande, con devolver aquel territorio a nuestro país, soñaban con la victoria, soñaban con volver a ver a sus familias, soñaban con ver a los argentinos agradecidos por tanta lucha. Algunos de ellos no tuvieron la oportunidad de cumplir esos sueños, otros sintieron en carne propia cómo los caminos se truncaban y sólo quedaba el recuerdo.
Ya pasaron 32 años de aquel 2 de abril, otros hechos históricos fueron marcando el rumbo pero lo importante es no perder la memoria, saber qué pasó y hacia dónde vamos. Miremos el pasado para construir el futuro y entender el presente. Seamos capaces de pensar en todo lo que marco esta guerra, en cómo trascendieron aquellos jóvenes que fueron capaces de dar la vida y qué hacemos nosotros por recordarlos, rememorarlos y devolver un poco, como ciudadanos, todo lo que ellos fueron capaces de hacer.
Aunque otra bandera esté flameando en la perdida perla austral, recordemos siempre que "ni de aquellos horizontes nuestra enseñan han de arrancar, pues su blanco está en los montes y en su azul se tiñe el mar".
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